Trabalha o negro pra não apanhar...

30 nov 2009

La costumbre y la cultura nos hace dejar las cosas para mañana. No es por eso que no había escrito en el blog, sino todo lo contrario. Aquí una de las grandes cosas que aprendemos es a hacer las cosas, a trabajar de manera organizada para realizar todo aquello que nos proponemos. Es por eso que no he tenido el tiempo para estar frente a la computadora relatando alguna nueva maravilla.

En la escuela organizamos todos los viernes el school friday, que no es más que juntarnos todos a arreglar cualquier imperfecto que haya en la escuela. Así pues cada viernes de dos a cinco de la tarde detenemos cualquier actividad y vamos a realizar la tarea que hayamos elegido. Este viernes en particular fuimos a pintar la lavandería y a conectar las nuevas lavadoras. Mientras tanto otros compañeros pintaban algunos baños, limpiaban la cocina, llevaban la basura al centro de reciclaje, revisaban los autos para asegurarse de que estén listos para cuando caiga la nieve, etcétera.

Además de esta actividad semanal, una vez al mes se organiza el building weekend (fin de semana de la construcción) el cual tiene como propósito mejorar la escuela y movilizar a los voluntarios para construir y arreglar cosas. Esta vez me tocó en el equipo que desmontaría una cocina para en su lugar diseñar un closet. La onda fue desde quitar la estufa y el fregadero, hasta desmontar el piso, pintar, medir tablas, cortarlas, montar el nuevo piso, cortarlo, alinearlo, pegarlo, etcétera, etcétera.

La palabra reto se repite mucho por estos lares, la razón es obvia, pues casi ninguno de nosotros ha practicado este tipo de actividades antes, así que es toda una aventura. Así que andamos en la resistencia, aprendiendo cada día más detalles de la vida y más oficios... más libertades (únicas).

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Você não sabe o que pode fazer um negro não, não

17 nov 2009

Poco a poco elucubramos la realidad que nos habita, aquella en la que tejemos los deseos que nos quedan. Ahí solemos encontrar de todo, a veces mucho, a veces un poco.  La semana pasada vino a la escuela un grupo de chicos afroamericanos de Detroit, ellos pertenecen a una organización llamada Young Detroit Builders. La organización los ayuda a terminar sus estudios y les enseña a construir casas para que, así, puedan encontrar un oficio, pues Detroit es una de las ciudades con mayor desempleo y pobreza en Estados Unidos. Para la mayoría de ellos, venir a Dowagiac (a 3hrs de Detroit), fue su primer viaje en la vida, su primer retiro.

Fatima, Sherell, Xavier, Danyele... son algunos nombres, todos vestidos con pantalones grandes y con playeras hasta las rodillas, las cuales, en algunos casos, me llegaban a la cintura. Los chicos tienen entre 18 y 19 años y hablan un inglés cerrado que nos motivó a hablar más con ellos y aprender aquel slang tan distinguido. Sin duda un gran retiro para ellos y para nosotros. Pues los que estuvimos como anfitriones tuvimos que preparar tres días de actividades para ellos, el tema: Brasil, mi parte: capoeira. Brasil porque es algo desconocido para ellos y algo en lo que nosotros trabajamos mucho. Las actividades entonces fueron desde presentaciones sencillas sobre temas importantes, hasta profundizar en los sentimientos de cada quien. Sin entrar en mucho detalle les diré que para mi fue más que divertido convivir con estos chicos y, al final del retiro, escucharlos hablar sobre lo que habían aprendido me hizo pensar en el título que le he puesto a este post, pues esa es una canción de capoeira que les hubiera querido cantar a estos chicos que en algún punto perdieron la esperanza y la fuerza. Algunos dijeron que después de estos días habían sentido ganas de aprender nuevos idiomas, otros dijeron que debido a la forma de vida que tenemos se imaginaron viviendo en una universidad, estudiando... Pues sí, porque todos estamos hechos de lo mismo, todos debemos tener la misma oportundiad y si por alguna razón la perdemos, tendremos que luchar por ella, por encontrar aquella semilla en la que guardamos los secretos de nuestra naturaleza.

Yo les dije que había que ser escultores, sobre todo en la vida, para lograr esculpir a cada humano que nos encontramos, para lograr tomar el martillo y pasar más allá de la roca de la apariencia y así encontrar adentro la hermosa figura humana que nos habita, inevitablemente, todo el día, toda la noche.

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Quando eu aqui cheguei a todos eu vim louvar, vim louvar a Deus primeiro e os moradores deste lugar...

7 nov 2009

Alguna vez, en alguna de las escuelas por las que pasé, me dijeron que uno debía comenzar cualquier cosa en la vida planteando un objetivo. Conforme he caminado, aprendí que la mayoría de las veces, si uno da el paso sin saber el fin, puede igualmente sentirse seguro, puede ser un buen paso, el mejor quizá. Es cierto que si uno plantea desde el principio el final del camino puede llegar a él más rápido, pero ¿quién nos dijo que había que tener prisa?
Así comienzo este nuevo blog, con ideas y razones dispersas, con justificaciones innecesarias y muchas palabras.
Desde hace tres semanas me mudé a vivir a Dowagiac, Michigan, a IICD, un instituto parte de una organización no gubernamental que pretende erradicar la pobreza en el mundo: Humana People to People. Estos días me han inundado mis sueños, aquellos en los que veía al bosque alrededor de mi, invadiéndome. Donde los animales viven como tales, viéndote como invitado. Donde las hirebas que crecen te llaman a probarlas, a buscarlas, a admirarlas; te permiten que las tomes para curarte.
La gente es de todo el mundo y de ningun lado, oímos la música más distinta y tartamudeamos un inglés bien machacado por nuestra cultura. La rutina diaria es desayunar; tomar una clase matutina que puede tener como tema cualquier cosa que se les ocurra; limpiar cada uno su área previamente designada semanalmente; trabajar en lo que te toque, promoción en mi caso; comer; seguir en tu área; hacer deporte; cenar; realizar la actividad previamente designada: ver documental, aprender a hacer cosas con bolsas de plástico, entrenar capoeira, ir al pueblo, ver la presentación de algún equipo, etc.
El trabajo comunitario aquí tiene completo sentido y es a partir del cual se basa lo que hacemos y en lo que creemos. El desarrollo que buscamos inculcar en las comunidades a las que vamos es el mismo que tenemos que aprender y llevar a cabo aquí.
Las aventuras están al orden del día, como se imaginarán, pues los riesgos son también los guías. Ayer el GPS debía guiarnos a una galería de arte donde un compañero exponía un calendario que hizo para recaudar fondos para su viaje a África. El destino, que bien podríamos llamar GPS, nos botó en un gran edificio en Kalamazoo, Michigan, dentro del cual se reunían un montón de afroamericanos a rezar en aquella peculiar forma en la que ellos lo hacen: cantando y bailando. Nos detuvimos y entramos sin dudarlo. El nombre de la iglesia es Mt. Zion Baptist Church, ¿quién no querrría entrar a ese gran templo?. La experiencia fue maravillosa, vivir esta parte tan estadounidense, donde los afroamericanos expresaron, sin mirar a Jesús, pues no había ni una sóla imagen de él, aquello que los identifica, se quejaron a grito pelado del racismo que han sufrido y alabaron a su país, pues como militares (no militantes), son orgullosos especímenes de su raza y de su patria.
Después de tres canciones salimos... llegamos al taller del arte, y regresamos admirando a los venados que nos acompañaban en la carretera, abriendo los ojos y respirando el aire aquel que hay donde los que viven no tienen nombre...o el que tienen es impronunciable.

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Enjoy...

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