desde Guatemala
20 abr 2011
Bueno, sin pretexto me dieron ganas de escribir aquí. Hace ya casi medio año de silencio. Vale la pena retomar los pasos de la vida groupie y ganar algún lector perdido, pues acabo de descubrir que si escribes la vida groupie en google, esta es la primera página que te aparece.
Pues estoy en Guatemala, sentada en la oficina de Maya Pedal, con el estómago lleno de frijoles, arroz y verduras. Llegué aquí hace dos días y medio. He aprendido tanto de bicis como he podido, ayer me tocó cambiar los frenos de una, y desarmar algunas partes. Este es uno de los proyectos más inspiradores que he visto, con todo y la crisis que está sufriendo, el proyecto de bici máquinas está en pié, buscando su camino. A todo viajero con conciencia se lo recomiendo. No a los turistas.
... es que en este paso, en este rol, estoy severamente enojada con los turistas egoístas que vienen a ver cómo es la vida, la pobre vida, en Centroamérica. Algunos ni vienen a ver, vienen sólo a consumirla, a maltratarla, a beberla como si fuera distinta a la de sus países. Odio ser turista y, aunque soy extranjera en todos mis pasos, me esfuerzo, desde la lengua hasta las canas que aún me faltan, para ser un viajero, un transeúnte que coopera y comparte, no que absorbe y desaparece.
En estos trotes lo que más hace falta es silencio. Para guardar la información, para aceptar los inevitables cambios, los madrazos.
Nicaragua, Honduras... el domingo Chiapas, México... Belice... y el regreso.
Quién quita y vengo de nuevo.
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